30 de septiembre de 2010

And he vanished.

Mientras, la profesora de Francés seguía histérica. Nadie podría imaginar que una mujer tan pequeña tenía tanta fuerza. Se resistía a entrar en el coche de la policía, agarrándose a todo lo que encontraba. Nosotros observábamos el triste espectáculo desde lejos, sentados en un banco, asimilando la información que acabábamos de recibir. El inmutable, el firme, el inflexible Don Miguel había perdido en tres meses más de lo que algunas personas perdían en toda su vida junta. 

Fui la primera en echarse a llorar, entristecida por la injusticia que le había tocado vivir al mejor profesor que había tenido nunca. Julia me siguió en un lamento silencioso que se transformó en llanto los pocos segundos. Nico tuvo que asumir el papel de cabeza fuerte del grupo y cerró los ojos para contener las lágrimas. Nos estrechó entre sus brazos y, por una vez, no sintió necesario decir nada para rellenar el momento. El silencio roto por nuestros sollozos era único que tenía cabida en aquel instante, unos minutos que se me antojaron eternos.

Don Miguel no apareció por clase al día siguiente, ni tampoco una semana más tarde. No le volvimos a ver nunca más.

Llevo unos días extraños. Empecé la semana diciendo que quería dormirme y que llegara el viernes a las 2 y cuarto, y al menos ya es jueves por la noche. Y mañana no hay ni Lengua ni Historia, así que el día se va a hacer pasable y todo. Salvo por las mates de última hora, claro.

Hay ganas de fin de semana, sí.

Laura.

PD: El texto es un fragmento de los que, pese a lo triste que es, más me gustó escribir. Y es que, como pasa siempre que me siento cómoda escribiendo algo, me gusta el resultado.

2 comentarios:

Isabel dijo...

¿Y lo que has escrito es real o ficticio? Me ha picado la curiosidad xD
Bueno, si quieres dormirte, siempre puedes recurrir al sistema de la ducha... xDD
Descansa y pásalo bien este fin de semana *___*
(KKK)

Ironicworld dijo...

Ooh, trozo de novela (L)
Esta tarde te veeeo :D
Love U

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